jueves, 3 de diciembre de 2015

Leyre

   El viajero estaba en el Pirineo, aquellos días de noviembre. Desde hace años tiene la costumbre, cuando está por la zona, de ir al Monasterio de Leyre a escuchar cómo cantan gregoriano. Aunque el viajero también ha estado en Silos, es en Leyre donde suele escucharlo.

   El viajero salió de casa, pues, con intención de escuchar vísperas. Aquellos que entienden del tema saben que vísperas es a las 19:00 (siete de la tarde). Recorriendo la carretera entre Jaca (Huesca) y Leyre, el viajero constata que la niebla va cayendo inexorablemente. Cada vez más y más espesa, cada vez más y más pegada a la tierra.

   Cuando el viajero llegó a Yesa, población cercana al monasterio, ya no se veía ni para jurar. Con las luces antiniebla puestas hacía rato, el viajero tuvo que adaptar la velocidad del vehículo a la situación. Aprovechando las circunstancias y que no va nadie por esas carreteras, el viajero para a un lado de la carretera para hacer sus necesidades. Total, no le ve nadie (si acaso, Dios). Sabe de sobra que va con el tiempo demasiado justo y que, posiblemente, igual encuentra el bar ya cerrado.

   Efectivamente, llega 4 minutos antes de la hora. El tiempo justo para aparcar y recorrer el tramo hasta la iglesia. Cuando el viajero ya creía que no iba a poder ver vísperas, alguien abre la puerta y entran todos. En el momento de empezar, once personas había en los bancos. No había turistas, solo frikis del gregoriano como el viajero. Porque hay que ser un poco friki para viajar con semejante niebla para 30 minutos de música.