Hay una españa en la que te pueden dejar sin teléfono y sin Internet durante horas sin que pase nada. Esa parte desasistida del país es la misma que pierde población, la que tiene dificultades para cubrir las plazas de los médicos especialistas o la que, como ocurrió hace poco en Zaragoza, acude a la ciudad para expresar su malestar con unos programas políticos que apenas tienen en cuenta las necesidades de la agricultura o la ganadería: evitar que el mundo rural languidezca y facilitar a sus habitantes una mayor calidad de vida.
Aquí y allá, ayuntamientos y colectivos de diverso signo que trabajan por la mejora de nuestros pueblos redoblan sus esfuerzos para desarrollar ideas que frenen la sangría de la despoblación y faciliten la vida en él. Harán falta proyectos imaginmativos y realistas y será necesaria una gran capacidad de persuasión y trabajo para sacarlos adelante.
domingo, 19 de marzo de 2017
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